Compañeros:
Desde la fundación de la UAC (Unión
de Asambleas Ciudadanas), hasta el día de hoy, las asambleas que la
integran dispusieron de acciones respondiendo a requerimientos
regionales. Fuimos siempre contestatarios de múltiples
enfrentamientos obteniendo éxitos y fracasos. Engolosinados con
algunas victorias importantes, supimos frenar el voraz extractivismo
y saqueo de territorios asolados por las corporaciones
transnacionales. En realidad nos hicieron participar de un gran
espejismo instalado por los propios adversarios, con el único objeto
de hacernos ver la fantasía de tales éxitos. Impusimos leyes, por
ejemplo, que jamás se aplicaron. Pues bien creemos que llegó el
momento de instalar una nueva relación de fuerzas con base en
constantes rebeliones y boicot al productivismo capitalista que
consume nuestros bienes comunes. Y debe ser así porque pasamos años
discutiendo legislaciones que nunca se ponen en práctica,
generalmente recluidas en manos de una supuesta autoridad de
aplicación, mandato de las corporaciones. Dicho de otro modo, la ley
de protección de glaciares significó un hito triunfal de nuestras
luchas, pero inaplicable, a tal punto que se convierte en una
herramienta que contribuye aún más al despojo aberrante al que
están sometidos los territorios. Ocurre de igual modo con lagos,
ríos y costas, imponiéndonos ridículos metrajes desde la marea más
alta y distancias igualmente dañinas. Así se legaliza convivir con
agro tóxicos que no solo enferman nuestros pulmones sino toda la
biosfera a través de la cadena trófica.
Mientras el imperialismo dominante
estrecha filas, nosotros hacemos listas de contaminados. Se trata de
relevamientos sin fin porque siempre hay nuevos intoxicados. Nuevos
focos de polución, actividad para laboratorios confiables. Acuíferos
irrepetibles en un planeta sesgado por la corrupción transnacional,
convertidos en secos pantanos, en el mejor de los casos.
Las corporaciones estrechan fila,
presionan a gobiernos en términos de los Monsanto, de los Barrick
Gold y de millones de hectáreas incendiadas que extienden la
frontera agro tóxica de semillas que debemos combatir. De tal manera
que el enemigo corporativo provoca una gigantesca diáspora
territorial, esto es, pobladores que abandonan sus economías
regionales y su futuro, y buscan nuevas regiones donde puedan
proyectar sus vidas, en realidad, un porvenir incierto.
El caso es que nuestras asambleas
debaten consignas de lucha y movilización: en actitud contestataria
como siempre. Y aquí radica nuestro error. Pero también pensar,
debatir y corregir.
Corregir este funcionamiento se hace
imprescindible. Para ello debemos debatir planes y proyectos que
contemplen los próximos cinco años de activismo socavando la
producción capitalista, boicoteando ganancias y utilidades, formando
equipos de militantes mediante talleres, escuelas y universidades,
verdaderos cuadros con capacidad suficiente para provocar un rápido
cambio de rumbo en esta relación de fuerzas, donde al poder
económico se le oponga la imaginación y la sabiduría populares.
Insistimos, debemos crear una
respuesta que aísle y haga retroceder a trasnacionales y gobiernos
cipayos. Un fuerte debate nacional sobre energía, para qué y para
quienes; con propuestas claras que reemplacen el camino perimido,
pero lucrativo, en poder de transnacionales que saquean, contaminan y
destruyen territorios. Un debate a lo largo y ancho del país,
profundizando el espíritu asambleísta, evitando juegos pendulares
que propone la democracia representativa.
Participar es lo nuestro, arrancándole los espacios necesarios a un adversario que cuando tambalea produce leyes de garrote y aplica persecuciones con emblemas de antiterrorismo.
Participar es lo nuestro, arrancándole los espacios necesarios a un adversario que cuando tambalea produce leyes de garrote y aplica persecuciones con emblemas de antiterrorismo.
Participar, dijimos, es lo nuestro.
Nuestros NO deberán tener la fuerza de imponer decisiones
populares. Discutir por un metro más o menos, de costa o tolerar
extractivismo con determinados volúmenes de agua, es facilitarles la
tarea a las transnacionales y a su autoridad de aplicación, porque
la realidad está frente a los hechos: hemos firmado y defendido
leyes que nunca fueron aplicadas o se regularon a espaldas de los
pueblos.
Sumamos y contamos números de
intoxicados-la diáspora que ya mencionamos- en todas y cada una de
las actividades extractivas. ¿Para qué? , nos preguntamos, si cada
vez que concluimos un listado de intoxicados, debemos comenzar con
nuevos incorporados, enfermos de Monsanto. Y es porque esto no tiene
fin, no hay legislación que lo arregle. Es necesario expulsarlos
como hicimos en contados casos con la mega minería metalífera
hidroquímica a cielo abierto, cerrándoles la puerta y –si fuera
posible- con ellos adentro. Pero estas propuestas, los términos de
este papel, requieren de una discusión permanente; creemos que se
verán fortalecidas nuestras asambleas y se forjarán otras nuevas
donde la circunstancia lo exija. Esta es nuestra ponencia, propuesta
o mención, como mejor les parezca.
JAVIER RODRIGUEZ PARDO
PROPUESTA PARA LA UAC DE CORDOBA DE
LOS DIAS 2, 3, 4 Y 5 DE ABRIL- Buenos aires/Córdoba, 31 de marzo / 5
DE ABRIL de 2015